“En la toscana te espero», de Olivia Ardey

Martina lo miró a los ojos y Massimo leyó en los suyos que ambos querían lo mismo. Eran dos jugadores entregados al azar de una sola noche, un encuentro secreto que quizá no se repetirá jamás. La escuchó gemir cerca de su oído y obedeció a su ruego silencioso. Se recostó de espaldas y dejó que la diosa de manos generosas y labios ávidos de besos lo montara con brío hasta que estalló de placer.